sábado, 31 de marzo de 2012

Porque ninguna religión lleva hacia Dios, solo Jesucristo.


Por tal razón, no es de extrañar que en este tiempo, al igual que en el pasado, cuando se predica el mensaje del evangelio a determinados grupos sociales, culturales, religiosos o económicos, consideren que no tienen necesidad de ello, sino que expresan que es irracional decir que la persona necesita ser salva; dicen que el evangelio es para niños porque aún no pueden razonar, o para ancianos porque no tienen otra cosa en que pensar, también dicen que es para débiles y derrotados porque no tienen el valor de enfrentar las adversidades de la vida.

Incluso hay algunos que se atreven a decir que todas las religiones llevan hacia Dios, y que la persona puede elegir la que más le convenga; lo cual es totalmente falso, porque ninguna religión lleva hacia Dios, solo Jesucristo.

Así como el agua del diluvio fue el medio de salvación para Noé, su familia y los animales que estaban en el arca, y esa misma agua conllevó la muerte de todos los demás seres (Gn. 6:17-19); el mensaje del evangelio que para determinados grupos de personas es necedad, bobería, insensatez o locura, para los que somos salvos, es poder de Dios, porque
representa nuestra salvación, liberación, restauración y más.